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"Alcé la redoma hacia mis labios. «Eso me curará del amor..., ¡de la tortura!» Llevaba bebida ya la mitad del más delicioso licor que jamás hubiera probado, paladar de hombre alguno cuando el filósofo se agitó. Me sobresalté y dejé caer la redoma... El fluido se extendió (1/2)